Creada por sflores el 30-01-2017

Expedición científica trajo nuevos datos sobre los glaciares de la cordillera de Atacama

Con el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado y su proyecto PAR EXPLORA

Luego de un mes de tareas, la expedición que científicos de la Universidad de Atacama realizaron al Ojos del Salado, permitió recopilar datos de los glaciares presentes en nuestra cordillera. Equipamiento especializado y un trabajo de campo en condiciones extremas, contribuirán a conocer nuevos detalles de los cuerpos de agua congelada del desierto.
 
Un completo trabajo en terreno realizó un grupo de investigadores de la UDA, los cuales contaron con el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de esta Casa de Estudios y su proyecto PAR EXPLORA Atacama. A cargo de la expedición están los investigadores liderados por los geólogos Ayón García y Christopher Ulloa.
 
Una expedición que además de recoger datos para la ciencia, tiene un carácter de divulgación, ya que se generará una pieza audiovisual financiada por PAR EXPLORA Atacama proyecto que es financiado con aportes del Programa Explora de CONICYT. Al respecto el director de este proyecto, Cristián Galaz, explicó que “de esta expedición surgirá una producción audiovisual que será exhibida en actividades con las comunidades educativas y la población en general. La idea es que se conozca la criósfera de Atacama, esto en el marco de la línea de divulgación científica del patrimonio natural del proyecto”.
 
De este modo se podrá conocer más del trabajo en terreno de los científicos, el cual consistió en mediciones de glaciares con un radar de penetración terrestre (GPR), que tuvo como fin recoger datos para conocer las estructuras internas de los cuerpos de hielo en la zona. Para ello se tomó al glaciar Barrancas Blancas para modelarlo en 3D. Esto permitirá determinar el volumen del mismo y el funcionamiento de la estructura interna de éste, identificando la manera en que varía durante distintas épocas del año.
 
Sobre la expedición, el investigador Ayón García señaló que “los objetivos científicos que fijamos para esta exploración fueron cumplidos con un éxito total, siendo la primera expedición científica de la Universidad de Atacama en realizar una ascensión a las principales cumbres de nuestra región donde se realizaron mediciones”, añadió también que “este es un gran paso para comenzar a estudiar el gran laboratorio natural de altura que tiene nuestra región”.
 
 
Uno de los objetivos centrales de la investigación es generar una fórmula que permita conocer el volumen de los glaciares según las particularidades de Atacama. Esta nueva forma de medir el volumen de hielo será diseñada y calibrada especialmente para la zona, con el equipo de científicos atacameños y argentinos que trabajan en estas investigaciones.
 
Para ello se usarán las definiciones del geólogo francés Lliboutri, quien clasifica a los glaciares en evacuadores y reservorios. Los primeros son aquellos que se mueven, que fluyen como los que se ven en los fiordos del sur de Chile. Mientras que los segundos no tienen movimientos identificables al ojo humano y ocupan un área estable.
 
Estos últimos son muy frecuentes en las altas cumbres de la Puna de Atacama (sobre los 5.400 msnm) , donde no se mueven porque el frío es tan fuerte que quedan soldados a la base rocosa del suelo. Dan la impresión de que no tienen cambios, que son estáticos, sin embargo varían su volumen en cuanto a profundidad; siendo más altos o más bajos según cambios en el entorno que no se han determinado hasta ahora, y que esta investigación busca dilucidar.
 
También se realizaron modelaciones de alta resolución con técnicas aerofotogramétrica con drone. Es decir que se registró con imágenes aéreas de alta resolución el glaciar de Barrancas Blancas. Uno de los aspectos más dificultosos de la travesía fue la instalación de 16 sensores de medición de temperatura en los volcanes Ojos del Salado e Incahuasi, entre los 5.000 y los 6.500 msnm.
 
Además, en esta expedición en Laguna Verde y Ojos del Salado se tomaron muestras de suelo y microorganismos extremófilos, es decir aquellos que viven en condiciones extremas de frío o calor. Además se realizó una primera recolección de muestras algas que habitan allí.
 
Por David Ortiz Zepeda